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domingo, 5 de enero de 2014

Cronica de la expedición. 4ª Parte y última


Comienzo del cañón tras el vivac
 
En cuanto amanece el 17 nos ponemos manos a la obra tras un triste y escaso desayuno. La tormenta ha dejado el agua completamente turbia estropeando la estética del barranco pero por suerte el caudal ha vuelto a bajar. El cañón en esta zona a duplicado su caudal y debemos extremar las precauciones ya que vamos con unos petates de más de 80 litros con muchísimo peso que nos convierten en torpes cuando avanzamos.
Detalle de la primera parte del cañón. La cascada de 500m se ve al fondo
 
 El comienzo de este cañón es una gorga estrecha y continua donde los rapeles se suceden uno tras otro sin descanso hasta la cota 2200. Ni en el mejor de los sueños hubiéramos imaginado abrir un cañón así. Comenzamos a darnos cuenta que Jinbar es mucho más que una cascada.
espectacular zona encajada
 
 
El agua turbia no nos permite hacer muchos saltos
 
divertidísima cascada de 50m donde hay que realizar dos cruces en el agua
 
Tras el subidón inicial, calculamos que el cañón debe acabar pronto (hacia la cota 2200), pero nada mas lejos de la realidad. El cañón parece infinito. Tras la cota 2200 la morfología cambia pero los rapeles y los caos del bloques se suceden intercalados por  varias zonas estrechas. A veces nos cuesta encontrar el camino correcto entre los gigantescos bloques y la anchura del cañón ha aumentado considerablemente. No paramos de mirar el mapa y el altímetro ya que según nuestros cálculos la parte encañonada se debería acabar.
El cañón esta salpicado por grandes badinas
Cambio de morfología del cañón
Bloque empotrado
Rapel subterraneo en el caos de bloques
Descansando en la unión con un afluente
 
Pero cuando parece que ya la parte técnica a pasado de repente la preocupación aumenta. Se trata de una estrecha grieta de 80 metros de profundidad que rompe la monotonía. Aquí el caudal ha aumentado y el material de instalación comienza a escasear a pesar de dosificarlo extremadamente, realizando la mayor parte de rapeles de 1 punto y usando continuos puentes rocas. El espectáculo de la grieta y su larga badina de nadar nos enchufa de nuevo las pilas. Por suerte no tarda mucho en abrirse de nuevo y a la salida podemos observar una cueva en la que no entramos ya que las horas se nos echan encima.
Impresionante grieta de 80 metros de profundidad
Evaristo como unas castañuelas de contento
Salida de otro caos de bloques
Seguimos avanzando en este interminable cañón mentalizándonos de que vamos a pasar una nueva noche en el y sin comida. Mientras instalamos la cabecera de uno de los rápeles, nos empiezan a caer piedras que por suerte no nos alcanzan. Se trata de los babuinos que viven por las paredes del cañón y nos lanzan piedras.
 
Geodas
 
Tras varios rapeles se nos hace de noche. Matteo y Lillo han equipado otro rapel y Evaristo y Jotas esperan al resto a que lleguen, ya que a Iñigo no le funciona la frontal. Hablamos de vivaquear en una zona bastante llana pero tenemos que juntarnos con nuestros compañeros Italianos. Tras arreglar la linterna de Iñigo vamos bajando el rapel. Conforme vamos llegando nos vamos enterando que el scoout armado y los porteadores están ahí mismo. La alegría es infinita, los abrazos y la emoción se suceden al grito de "welcome". La tensión entre ellos también era grande, además de la tormenta habían visto el día anterior un Leopardo acercarse hasta la orilla....llevaban desde el día anterior esperándonos.
 
Dos intensos momentos vividos durante el día. Ahora ya recuerdos.

Subimos a una zona a 5 minutos del rio donde una hoguera nos reconforta. La cena es escasa, tan solo un trozo de pan con unas latas de sardinas y atún. Llamamos por nuestro teléfono satélite a David para confirmar que todo esta bien. Una sensación placentera nos envuelve en la noche alrededor de la hoguera bajo un gran árbol y la luna llena, una sensación difícil de explicar. Lo que acabamos de hacer probablemente no tenga ninguna importancia para la mayoría de la gente, pero a nosotros nos hace tremendamente felices.
Nos levantamos en el vivac de la salida del barranco
Día 18. Al levantarnos repartimos el peso entre las mochilas que nos van a llevar los porteadores, desde luego sin ellos la subida hubiese sido un autentico infierno. Pasamos por Muchila Camp donde por las caras con las que nos miran creemos que pocas veces han visto un hombre blanco por allí. El paisaje es esplendido. Estamos en las low lands y los arboles, el paisaje y sus gentes nos dejan claro que estamos en lo más profundo de Afica.
Llegando a Muchila Camp
 
Descanso en Muchila y contrato de mas porteadores
 
Tenemos por delante 1800 metros de desnivel por un camino muchas veces expuesto con pasos de 2º y 3 grado. Por suerte en algunos tramos hay colocadas unas escaleras metálicas para afrontar tramos verticales. Llegamos arriba absolutamente agotados y deshidratados, y es que 4 días de actividad se notan. Una pena que no tengamos baterías en las cámaras de fotos para enseñaros esta zona. Ya en el campamento nuestros amigos Italianos tienen que marcharse rápidamente. Nos despedimos con la firme convicción de que es un hasta pronto. Ya atardeciendo nuestro chef vestido con las mejores galas nos regala un pastel con las palabras CONGRATULATIONS. Nuestro guía nos hace entrega a cada uno de un pañuelo con los colores de Etiopia. Un bonito detalle inesperado que nos emociona y es que los sentimientos están a flor de piel. Una pena no haber podido compartir este momento con los Italianos. Sin duda fue una gran decisión la fusión de las 2 expediciones. Todos salimos ganando.
Expectación en nuestra llegada al campamento
 
El equipo celebra la apertura
 
 
Nuestro Chef nos obsequia con este fabuloso pastel
 
A partir del día siguiente comenzamos el trekking por las montañas Simiens. Tal vez hemos cometido el fallo de no descansar un día, ya que pensábamos que el trekking era un paseo pero estas 8 etapas se nos hacen muy duras. Subimos al monte más alto de Etiopia, el Ras Dashen de 4560m. Lo peor es que todos nos vamos viendo afectados por vómitos y diarreas que nos dejan muy débiles en algún momento. Esto no nos deja poder disfrutar al 100% de la caminata. Eso si el final del trekking nos deja un gran sabor de boca con unos paisajes espectaculares y disfrutando del contacto con la gente en los pueblos que vamos pasando.